Roger Federer apagó los aplausos y gritos, acabó con las cinco derrotas consecutivas a manos del hombre que en tierra batida es imbatible: Rafael Nadal.
Lo hizo al estilo Roger: jugando puntos cortos, arriesgando con su servicio que ha mejorado pero sobre todo, olvidándose que estaba frente al número uno del mundo.
El partido que duro aproximadamente dos horas, fue un trámite si lo comparamos a las finales que nos tienen acostumbrados estos dos grandes tenistas, finales que Rafael Nadal siempre se llevaba.
El resultado: un doble 6-4, Roger finiquitó el encuentro con un “ace”. Al otro lado, un Rafa que no encontró su juego, con errores no forzadas más de lo habitual y con espíritu de lucha olvidado.
A una semana del Roland Garros, el segundo Grand Slam del año, Roger sonríe, Rafael se lamenta. Cada uno tendrá su revancha en París y quizás se pueda dar una nueva final entre estos dos grandes tenistas (la quinta consecutiva en tierras francesas).
Si hace un mes, en la final de Roma, Djokovic no obtuvo más que aplausos por imitar a Nadal, hoy Roger imitó a Nadal y ganó en polvo de ladrillo, en Madrid ante la presencia del príncipe Felipe de Asturias y el jugador del Real Madrid, Raúl Gonzáles.
Por el lado femenino, Dinara Safina logró su segundo trofeo de la temporada al vencer a Caroline Wozniacki por 6-2 y 6-4 en una hora y cincuenta minutos de juego.
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