1. Definición:
La diabetes es una enfermedad que se caracteriza por un aumento de la cantidad de azúcar en la sangre. Este aumento ocurre porque la insulina que produce el diabético, no puede lograr que el azúcar de la sangre pase a las células para producir la energía que necesita el organismo.
La diabetes es una enfermedad que no se cura, pero se puede controlar, si se siguen las recomendaciones indicadas.
Comúnmente es hereditaria, si uno de los padres es diabético, uno o varios de sus hijos son diabéticos.
La obesidad o gordura favorece el desarrollo de la diabetes. Toda persona que tiene familiares diabéticos debe evitar el sobrepeso.
Las operaciones quirúrgicas, la ingestión de ciertas drogas, las enfermedades del hígado o del páncreas, los embarazos que presentan algún problema, las emociones y la menopausia son factores que pueden acelerar la aparición de la diabetes en personas que ya tienen predisposición a padecerla.
2. Síntomas:
- Cansancio y debilidad
- Pérdida de peso
- Molestías en los ojos
- Heridas que no sanan
- Hambre excesiva
- Mucha sed
- Aumento en la frecuencia de orina
Generalmente, todo diabético cuando tiene muy alta la cantidad de azúcar en la sangre, se queja de cansancio y debilidad, siente más hambre, más sed y orina con más frecuencia, tanto de día como de noche.
3. Tipos:
La más frecuente es la Diaberes tipo II (no-insulino-dependiente) que aparece generalmente en la edad adulta, después de los 30 años de edad, principalmente en obesos que tienen familiares diabéticos. El tratamiento que se recomienda es dieta, ejercicio y pastillas, aunque en ocasiones es necesario aplicar insulina.
Existe también la Diabetes tipo I (insulino-dependiente). Se presenta con más frecuencia en personas jóvenes y delgadas.
Necesariamente el tratamiento siempre incluye: dieta, ejercicio e insulina.
En algunas personas con otro tipo de enfermedad, el azúcar en la sangre puede subir. Estos son casos de Diabetes secundaria. El tratamiento depende de la enfermedad que esté produciendo el aumento de azúcar.
4. Tratamiento:
Las recomendaciones más importantes para todo diabético son el cumplimiento de la dieta, de los medicamentos y los cuidados indicados.
La dieta incluye casi todos los alimentos que se consumen normalmente, menos las jaleas, cajetas, miel de abejas, jugos enlatados, refrescos gaseosos, chocolates y maní.
Cuando la diabetes se inicia durante la edad adulta, en muchos casos se puede controlar solamente con la dieta recomendada y con la pérdida de peso (si existe sobrepeso).
Aquellas personas que no responden al tratamiento con dieta y pastillas, tendrán que usar insulina mediante una inyección subcutánea para que el azúcar disminuya en la sangre. Existen 2 tipos de insulina: la insulina NPH (lenta) que es lechosa y la insulina simple que se usa en casos de emergencia, cuando el azúcar en la sangre es muy alto.
La dosis diaria de insulina que el diabético necesita inyectarse será indicada por el médico y no deberá cambiarse a menos que el médico lo indique.
Todo diabético debe cuidar muy bien sus pies, ya que son las zonas más propensas a sufrir golpes o heridas. Esta lesiones pueden ser muy graves debido a que los problemas de circulación que tiene el diabético, favorecen las infecciones y evitan la cicatrización de la heridas. El diabético puede desarrollar daños en sus nervios, los cuales producen pérdida de sensación de dolor y no se da cuenta que hay un problema que necesita ser tratado. En algunos casos, cuando pequeñas lesiones que no han sido atendidas se complican, puede amputarse la zona afectada, que frecuentemente son los dedos de los pies y otras veces el pie o toda la pierna. Por esto, el diabético debe cuidarse muy bien los pies.
Escrito por David
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