El número uno del mundo y tetracampeón de Roland Garros, Rafael Nadal, cayó (6-2, 6-7(2), 6-4 y 7-6(2)) en octavos de final del torneo ante el sueco Robin Söderling, 25 del ranking mundial.
Siempre hay un quinto malo. Todo empezó en el master de Madrid, cuando Roger Federer sorprendió a propios y extraños, derrotando por segunda vez a Rafael Nadal sobre "polvo de ladrillo". Ese día el mundo vio a un Nadal absolutamente derrotado, sin la entrega de un guerrero, que viendo su escudo caído corrió a protegerse en vez de recuperarlo.
Ese Rafa, tan opuesto al número uno del mundo, regresó para decirnos que en el tenis los mejores también son humanos.
Esta vez su verdugo fue el sueco Robin Söderling; el escenario, Roland Garros. Las canchas parisinas fueron testigos de la caída del tetracampeón del segundo Grand Slam del año.
Nadal, llevaba 31 victorias consecutivas en París y se vio sorprendido por un Soderling que se mostró implacable con la derecha y con el saque, con el que llegó a servir a más de 220 kilómetros hora, terminando con nueve "aces".
El español jugó a la defensiva ante el jugador que había aplastado en Roma y que ahora estaba intentando dar al mundo un nuevo mensaje: Nadal es vulnerable.
El primer set acabó 6-2 a favor del sueco, tras media hora de juego. En el segundo set, el Rafa llegó al "Tie-Break" y lo sacó adelante con un 7-2. Pero la desesperación volvió al número uno del mundo y cayó 6-4 en tercer set. La derecha de Söderling fue mortal en el partido y lo confirmó en el cuarto y definito set donde en el Tie-Break terminó con las esperanzas del español de voler a llevarse el torneo parisino con un 7-2.
Mientras el público felicitaba al sueco, el español trataba de controlar su bronca.
Ahora se viene un expreso desde Suiza, intentando algo que ante la ausencia de Nadal parece más accesible, llevarse por primera vez, el Roland Garros y llegar a una cifra récord: 14 Grand Slams. Al menos así lo quiere el ya vencido Rafael Nadal: "Si alguien se lo merece es él".
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